En respuesta al comunicado de lavado de imagen dEL GRUPO Bandera Negra.

Respecto al comunicado del grupo bandera negra.

 Nos parece un lavado de imagen que tiene que ver más con el ego que con otra cosa.

Se hace casi irónico que se haya centrado la atención ante un caso de agresión machista/violación de un tipo, en la utilidad o no de los comunicados y su valor como herramienta, y que cuando se trata de defender el nombre y la imagen de EL GRUPO* (en mayúsculas, como Dios) este medio si es válido porque es algo que no pueden tolerar, pero una mujer si debe tolerar las mentiras y los abusos, esperar a una decisión unánime o un congreso de la organización, y debe esperar callada. PUES NO VAMOS A CALLARNOS MÁS.

*el referirse a el Grupo así en mayúsculas nos parece más propio de un grupo esotérico que de un colectivo anarquista.

 Sobre la denuncia pública.

 El comunicado ha sido usado como herramienta en innumerables campañas feministas a través de internet como punto de inicio para acciones colectivas, consensuadas y conscientes. La finalidad de los comunicados es precisamente la de dar a conocer un problema; que además en este caso no es aislado si no que se repite en el tiempo y la distancia de manera estructurada repitiendo patrones y roles; para que la experiencia de unas sirva para el imaginario colectivo de todas, y de esta manera nos sea más fácil identificar según qué actitudes y situaciones para prevenir agresiones futuras que de seguro se van a suceder. En este sentido pensamos por tanto, que tienen un valor epistemológico incuestionable. Un ejemplo de la utilidad de la información podría darse haciendo una (en absoluto similar en condiciones) analogía, si voy a una cuidad espero que me avisen de dónde estan las zonas nazis, para, si decido pasar por allí, tener presente que habitualmente allí se mueven y los riesgo que corro. Eso no quiere decir que siempre vaya a haber nazis allí, que no tenga que pasar o que el nazi de hoy será nazi siempre, esto sería entrar en categorías absolutistas de las que nos separamos.

Sería interesante centrar la pregunta sobre por qué en el caso de una agresión fascista o policial se toma con naturalidad la denuncia pública, avisar solidariamente a los demás grupos e ¡incluso hacer listas sobre personas identificadas como enemigxs politicxs! Y en el caso de una agresión con su especifidad en el género, las relaciones interpersonales y el patriarcado lo primero que sale es cuestionar a la agredida, ya sea por sus herramietas o métodos, o por sus formas (demasiado rabiosa, vengativa, emocional, etc.) que sí son válidos para asuntos “más públicos” pero ante estos casos que se tachan una y  otra vez de personales, subjetivos y por ende, tabú, es más complicado avisarnos las unas a las otras, los comunicados ponen sobre la mesa el debate que todxs quieren barrer hacia casa, lo sitúan en el espacio público, es decir, el político.

Insinuar que difundir una respuesta, una denuncia, no es parte de abarcar una situación y que excluye las reflexiones y el trabajo colectivo es una postura reaccionaria, una manera más de descalificar/invisibilizar/perpetuar las agresiones machistas. Decir también que la posible victimización y el rol de perseguido no es algo que cree el comunicado, si no el mismo agresor para salvarse el estatus, el espacio y el apoyo de todxs aquellxs que viéndose en su pellejo, lo justifican o minimizan los daños. Si el argumento es dejar de actuar por miedo a la tergiversación deberíamos dejar de hacer cualquier acción por miedo a que los medios burgueses nos tachen de terroristas.

A nuestro entender el comunicado de bandera negra trata de llevar al ámbito privado los problemas personales, limitando la respuesta o solución del problema a las personas implicadas o bien a la organización. Esto es, tratar que los trapos sucios no salgan de casa, no vaya a ser que tengamos que parar nuestros super activismos porque entre nosotras no sepamos relacionarnos, eso no es importante. Es la falta de auto crítica la que lleva a reducir el activismo sólo al tiempo que dedicas en el ateneo o en el centro social… olvidando que la vida es política, y vivir y ser coherentes es un acto político. Jerarquizando las luchas, tiene más peso la lucha anticapitalista que la lucha contra el patriarcado. Es mas fácil combatir los fantasmas externos que lo que nosotrxs mismxs hemos absorbido, asumido, y perpetuamos con la reproducción de roles heredados del sistema heteropatriarcal. La privatización de conflictos es un tipo de estructuración más propia de un partido político que de un colectivo autodenominado anarquista. Después de esto nos gustaría recordar que “lo personal es político” es una reivindicación feminista ya desde finales de los 70, que refleja la necesidad de reflexionar sobre las agresiones, la familia, el guetto político, la privacidad (o privatización), la estructura hetero-patriarcal, nos gustaría ir avanzando en vindicaciones…

 Sobre la objetividad puesta de forma dicotómica frente a la subjetividad.

 Hacer sinónimo emoción de sensacionalismo es una herencia patriarcal, pues históricamente mientras la razón se consolidaba como valor fundamental del ciudadano en el espacio público (del que estaba excluido la mujer), la emotividad o los sentimientos eran impuestos a ella, siendo la primera una característica propia de los hombres necesaria para la vida social y la segunda una característica propia de mujeres imprescindible para la relegación al papel de esposa y madre. Esto evoluciona en la historia con el desprendimiento del mito religioso a favor del nuevo mito de la ciencia, los términos se actualizan, lo objetivo como sinónimo de método científico es lo válido y con ello el hombre pasa a ser la medida de todas las cosas, la mujer pasa a ser la alteridad (lo otro), de lo primero se puede obtener la verdad y de lo segundo, de los sentimientos, una opinión devaluada por estos.

La objetividad/neutralidad no existe como tal pues siempre sirve a los intereses de quien la nombra. Tener fe en que el método inductivo proporciona la objetividad necesaria para ejecutar un juicio relevante y acertado sobre la realidad es útil para la producción de términos absolutos, y es, finalmente, un acto de fe.

Tradicionalmente se ha enseñado a las mujeres a ser simpáticas, conciliadoras, comprensivas, educadas, pacificadoras. A las que se enfadan se las llama locas, histéricas, castradoras, odiadoras de hombres, arpías, de mal genio, irracionales.

Sobre la solidaridad y el apoyo mutuo.

 El ejercicio de cuestionar las medidas de la agredida, de fomentar las dudas sobre la agresión que denuncia , de poner la atención sobre las formas (el tiempo que tarda en responder, las palabras que usa, los medios que utiliza) en vez de sobre el contenido nos parece una falta de empatía tremenda hacia la superviviente, al igual que un mecanismo que se repite una y otra vez para salvaguardar los valores patriarcales, es parte del entramado machista de protección al agresor y ridiculización de la agredida.

A esto subyace la lacra que supone el corporativismo masculino, por el que los hombres se protegen entre ellos, mientras que las mujeres son educadas en la competición entre ellas por estos hombres y el deseo de proteger a su hombre, negando la sororidad. Esto se traduce en un apoyo al agresor dándole cobertura para que este se conciencie. Se esgrimen las bases anarquistas a favor de la reinserción, el apoyo al agresor para su rehabilitación que pasa por darle un rol de enfermo, incapacitado por muchas “razones” (disculpas) ya sea la droga, un estado transitorio, la locura, etc. siempre se encuentra la manera de exaltar las condiciones específicas que refuerzan la idea de impulsividad masculina irrefrenable/incontrolable. ¿Quién va a ser su salvador/a? Todxs ¿Quién será responsable de la perpetuación de las dinámicas de abuso, o de la reincidencia? … Es más, ¿quién va a “ayudar” (con todas sus connotaciones asistencialistas) a “re-educar”, a “reinsertar”? ¿Quién se cree libre de toda esta mierda como para, creyéndose superior moralmente “enseñar” a esta persona? Por nuestra parte estamos hasta el coño de rol de cuidadora, paciente educadora dialogante según el cual la rabia está fuera de lugar pues tenemos que enseñar pacientemente para que deje de agredir sexualmente. Currarse eso es una cuestión de mirarse a unx mismx, hacer introspección para identificar tus mierdas patriarcales y cambiarlas.

 En ningún momento se considera una violación, acusación de la misma o cualquier otro tipo de agresión o maltrato como una “chiquillada” ” 

Esto es demagogia, no se da toda la información ,como se ve en el mensaje de whatsapp aportado por F. (el que le manda Arturo “le compañere”) se refiere con chiquilladas a la movida en sí, haciéndola responsable de poner en peligro los proyectos del grupo, poniendo en pasado la estima que le tenía y en presente el desprecio, sin querer volver a saber nada de ella. Esto tiene toda la pinta de 
represalia, y como tal ejerce una presión/coacción. 

Dicen que no es una gestión todo lo madura que cabría esperar. ¿Qué cabria esperar? ¿quién decide lo que es maduro y lo que no? ¿es maduro sinónimo de bueno, mejor, más racional, objetivo, adulto? En nuestra opinión aludir a la madurez como valor o estado de conciencia superior es un comentario etarista que supone una jerarquización. Critican la manera de tratarlo ¿cuál sería la manera de tratarlo? ¿existe solo una? ¿quién decide cuál es la mejor y por qué? 

 Sobre el uso del lenguaje.

nuestro Grupo ya había analizado los hechos y contrahechos, y a pesar de que las partes habían hecho difícil dilucidar esto con claridad, nuestro Grupo siempre ha tenido muy claro ciertas cosas”

El lenguaje judicial impera en todo el texto refiriéndose a las acusaciones como alegatos, al bombardeo de rabia como difamaciones y responsabilizan de la poca claridad, poniendo en el mismo lugar a lxs afectadxs refiriéndose a ellxs como las partes, asegurando haber analizado los hechos y contrahechos ¿? usan un lenguaje más propio de la institución; atenuando los hechos llamando maltratador al violador/agresor, llamando sexistas a actos machistas, pidiendo pruebas, pero teniendo las conclusiones judiciales muy claras de antemano y en cualquier caso.

 Sobre el binomio victima- agresor.

 En primer lugar queremos aclarar que el uso de categorías inamovibles creando perfiles estandarizados es algo que le dejamos a la institución,ya que esto hace difícil que te reconozcas como agresor, siendo este un tipo de persona muy limitado y determinado poniéndole características específicas como la insensibilidad, impetuosidad, fuerza, valor; mientras que a la victima se la pone en una esfera de debilidad e invalidez, están previstas las reacciones para cada cual, la victima deberá querer morir, salir del mercado sexual, estar traumatizada y destrozada, lo cual entra en contradicción con que la victima actúe por si misma. Esto se perpetúa con la ley de violencia de género (L.O.1/2004), que relega a las mujeres al papel de victima, siendo su única opción la denuncia para que otras personas (policías y jueces) resuelvan por ellas el conflicto. La mujer no puede entrar en conflicto, el conflicto entra en ella, la destroza y su respuesta queda censurada por su condición. Aquellas actitudes o ánimos que se salgan de este esquema son usadas para fomentar las dudas, si el agresor no es un hombre vigoroso y violento, dudamos de que pueda ser un agresor. Si la víctima no llora desconsolada, dudamos de que sea una víctima, ponemos en tela de juicio la veracidad de sus palabras, etc. Este es el mecanismo de censura patriarcal.

 Dicho ésto nos parece hipócrita tener que discutir la posición binomial en conflictos machistas y no hacerlo en conflictos de ámbitos como; laboral, psiquiátrico, carcelario, antifascista, represión policial…

Obviar que existe una realidad social en la que la violencia se ejerce mayoritariamente y de manera estructurada de personas sociabilizadas como hombres (con los privilegios que ésta lleva intrínsecos) a personas sociabilizadas como mujeres es una forma de evadir la responsabilidad del agresor, de distraer la atención e incluso diluir la culpabilidad. El hecho de que a lo largo del tiempo podamos tener actitudes que nos hagan ser agresores o víctimas, no elude el hecho de que cuando se da una agresión hay alguien que la comete y alguien que la recibe. Cabe destacar que no es lo mismo ser víctima que victimizarse (actitud de culpar a otros de los males que unx padece para deliberadamente resguardarse en la compasión ajena).

En este caso el agresor toma partido de forma activa convirtiéndose en sujeto, desposeyendo a la persona que recibe la agresión de su subjetividad (al no tener poder de decisión) y convirtiéndola por tanto en un objeto.

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Esta misma tarde nos informan de que en el ateneo que regentan las JJLL de Madrid se está dando cobijo y apoyando a Manuel Torrecillas alias parkour, así que ya nos queda más claro cuál es la decisión concreta de EL GRUPO ante sus agresiones y hasta dónde llega la hipocresía. Si esperaban que la cuestión fuera zanjada, esto solo acaba de empezar.

 

ATENEO LIBERTARIO DE CARABANCHEL= ESPACIO PELIGROSO

 

AUNQUE LE MALTRATADORE SE VISTA DE SEDA, MALTRATADORE SE QUEDA”

 

Abajo el patriarcado

¡ Machete al anarcomacho !